La Agencia Internacional de Energía (AIE) quiere duplicar la eficiencia energética. Y no es tan sencillo de conseguir. A pesar de los avances en muchos países y regiones, la tasa anual de progreso en eficiencia energética se redujo en 2023 del 2% a poco más de un 1%.
En este contexto, el Sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE) se configura como una herramienta útil para conseguirlo. Este modelo permite monetizar los ahorros energéticos, recuperando parte del coste de las inversiones en eficiencia energética, como el cambio de iluminación, la mejora del aislamiento térmico o la renovación de equipos industriales o domésticos.
Se trata de un sistema de reciente adopción en España, pero que ya lleva funcionando cerca de 15 años en países como Francia o Italia, donde se ha consolidado como un mecanismo de financiación de proyectos de eficiencia energética. Sobre sus posibilidades, y sobre lo que puede aportar a la economía de Castilla y León y del conjunto de España, habló Alfredo Cadórniga Pedrosa en la última edición de NexWorking, el espacio de conocimiento impulsado por Aever y la Fundación Caja de Burgos.
El jefe de Área en el Departamento de Subvenciones y Registros del Ente Regional de la Energía de Castilla y León explicó que se trata de un modelo voluntario y compatible con otras ayudas, que destaca por su claridad, facilidad de uso y celeridad de tramitación.
Al contrario de otras iniciativas como los Fondos Next Generation, donde el solicitante tarda cerca de tres años en recibir las ayudas, los CAE pueden estar tramitados en 35 días, lo que supone un aliciente a la hora de impulsar el ahorro energético.
Para esto precisamente se ha diseñado esta figura, no tanto para impulsar la eficiencia energética sino para ahorrar energía en los procesos que ya están en marcha. A ello pueden optar por ejemplo acciones como las mejoras en un proceso de refrigeración o en el consumo de vapor de empresas agroalimentarias.
Para Cadórniga, el proceso de adopción de los CAE, que en España se pueden solicitar desde el año pasado, será “previsiblemente exponencial”, viendo el ejemplo de Francia, y tendrá impactos relevantes en la economía. Se calcula que su mercado potencial podría superar los 731 millones de euros en Castilla y León de aquí al año 2030.
En esta línea, mostró algunas predicciones, que pueden afectar de manera distinta según las actuaciones implicadas. Entre las más rentables podemos encontrar las mejoras de los equipos de proceso y sistemas auxiliares, las de bombas y circuitos hidráulicos, y las de recuperación de efluentes térmicos.
En otras actuaciones, como en las realizadas con los edificios, los ahorros pueden no ser tan cuantiosos, como en las mejoras en fachadas y puertas o las que se puede obtener en la envolvente térmica. Predicciones en cualquier caso que se pueden ver alteradas por muchos factores, pero que no ocultan la gran rentabilidad de los CAE para quienes apuesten por el ahorro energético en los próximos años.
Un punto en el que coincidieron también los participantes en el debate posterior quienes aportaron, cada uno desde su ángulo, su visión sobre los retos y oportunidades que tare esta nueva figura, José Esteban Plaza, responsable de Iberdrola en Burgos, subrayó que se trata de «un sistema justo» donde la aportación es proporcional al ahorro conseguido y anticipó que este modelo «viene para quedarse y no va a acabar en 2030».
Giulia Realmonte, responsable de CAEs & e-Mobility de Edison Next Spain, explicó que este sistema lleva 15 años funcionando con éxito en países como Francia e Italia y advirtió que su funcionamiento mejora con el uso. “Hay que aprender todos juntos cómo funciona y después escalarlo”, apuntó.
En su opinión, las claves para que este sistema funcione a la perfección son crear medidas estandarizadas para que las pymes tengan fácil acceso; identificar oportunidades en las auditorías; y darlo a conocer con jornadas y conferencias, como la organizada en el edificio Nexo de Burgos.
Además, destacó el potencial en el ahorro térmico de esta nueva figura. «Las bombas de calor pueden ser muy rentables en edificios y escuelas», dijo. No obstante, explicó que es en el sector industrial y de grandes empresas las que primero van a apostar por los CAE, ya que para el sector terciario el coste de gestión es alto y puede repercutir en su rentabilidad.
“Es un sistema muy bueno para las empresas. En el sector doméstico-residencial no siempre será rentable”, coincidió Plaza, quien apuntó que todavía estamos en una fase donde los proyectos se tramitan ad-hoc. “Con el tiempo se irán estandarizando y se tramitarán con más agilidad”, vaticinó.
El debate se completó con la aportación de Patricia Gálvez Delgado, delegada de OCA Global en Castilla y León, una de las pocas entidades verificadoras que a día de hoy pueden dar validez a un Certificado de Ahorro Energético. Gálvez aseveró que el proceso de verificación es sencillo y los plazos pueden ser rápidos. “Nuestra intención, en la medida de lo posible, es facilitar el proceso para que arranque cuanto antes”, añadió.
Podéis ver el video completo aquí: